En un mundo efímero, las llamadas celebridades difícilmente logran ser perennes, ya que la volatilidad es enorme y el dinamismo mediático promueve una verdadera avalancha de noticias, que dividen la atención y los intereses del público.
Lamentablemente, este estatus es característico de la sociedad contemporánea y demuestra la liquidez de las propias relaciones humanas, es decir, la desechabilidad, el cambio de un vínculo por otro, por motivos de atractivo, curiosidad o incluso moda.
Sin embargo, hay un perfil de fan, que tiene en la lealtad, un valor que no está sujeto a estas condiciones y que está arraigado de manera sublime, aportando longevidad en la alianza con su ídolo.
Cuando analizamos la trayectoria de las estrellas de la MPB, nos encontramos con una artista que ha suscitado durante casi 48 años, una legión de fans desinteresados, con una fuerza abismal, que no escatiman esfuerzos para estar siempre honrando conciertos, obras y proyectos.
Hablamos de Simone, la Cigarra de la MPB, que está presente en la música de millones de brasileños.
Desde el comienzo de su carrera, Simone, cautivó al público, con su inconfundible voz, dominio del escenario y un carisma embriagador conquistando inmediatamente a un sinfín de fans.
Simone es una intérprete, a la vez, singular y plural, es decir, dueña de un talento, que agiliza su portabilidad entre diferentes ritmos y géneros musicales, auténticamente brasileños, con notables incursiones internacionales, predominantemente en la comunidad hispana.
Tal aptitud ha ampliado y sigue ampliando su conexión con sus fans, que siempre se sorprenden por sus versiones, recorriendo los caminos de la tradición y la innovación, de forma magistral.
Han pasado los años y la Cigarra mantuvo su puntal de seducción e impacto con sus fans, convirtiéndolos en verdaderos guardianes de su carrera, para así sumar esfuerzos en generar una verdadera corriente de cariño y éxtasis.
Con los avances tecnológicos, la Cigarra, por haber sido siempre de muy alto tacto, postergó su entrada en el mundo virtual, hasta dónde pudo, hecho que limitó en parte su mayor exposición mediática y, en consecuencia, un mayor rejuvenecimiento inmediato de su audiencia. Pero esto no perjudicó la unión con sus entrañables fans, al contrario, siempre han permanecido, siempre, a su lado, sin pestañear, cimentando una sólida relación que demuestra cariño, respeto y atención mutua.
Esta cuestión es una sutileza de pura empatía, donde el respeto y la comprensión de los roles de cada uno están muy bien definidos, algo construido con esta trayectoria de cariño entre Simone y sus fans.
De hecho, en el 2020, un año caótico y entumecedor para todos, Simone vio el momento delicado y consciente de su influencia y el deseo de sus fans, abrazó con fervor las plataformas digitales, además de lanzarse en un desafío más, con lives semanales – a través de las redes sociales, fomentando aún más una coalición apasionada entre sus fans y ampliando perspectivas para que una nueva generación pueda conocer su trabajo.
Hasta el momento se contabilizan 34 lives, con una live especial el día de Navidad, cuando la Cigarra también celebra sus 71 años de vida.
Un año atípico, de tanto dolor Y alegrías contenidas, que para los fans de Simone fue como un llamado de sublimación y les permitió acercarse, sin registros previos, ya que la cantante abrió desinteresada y altruistamente las puertas de su casa, desde la intimidad de su espacio, para recibir a todos y brindar generosamente calor con su canto, con su don.
Por supuesto, la reciprocidad es notoria y real. Ella se entregó y a cambio, sus fans también se entregaron, en una de las acciones más entusiastas y benévolas jamás vistas en el entorno del mundo del espectáculo, a menudo enmascaradas por poca autenticidad y ligada solo a la expansión de las cifras monetarias.
Este contexto fue y solo es posible, pues es evidente que Simone, con todos los predicativos que les son dados, con mucho elogio y veracidad, como diva, musa, reina, soberana, ícono, solo por nombrar algunos, sobre todo es gente, es una persona, es un alma que tiene compasión y sabe que nadie es feliz solo.
Que aun teniendo una luz tan brillante y potente, no es absoluta y necesita que sirva para iluminar la vida de los demás, ya que esta acaba siendo, en sí misma, solo combustible regenerador.
Que un artista no solo debe ir donde está la gente, y en 2020, esto redefinió el escenario, hasta entonces conocido en toda la sociedad, ampliando la conexión, que, viniendo del aislamiento físico, no condicionó el aislamiento social, por el contrario, la conexión fue mucho más intensa, un verdadero empoderamiento de la interdependencia, ya que el artista tiene un vínculo directo con su fan… sin él… no hay artista.
Simone, con una visión empoderada y emprendedora, vio esto hace décadas, y alineando estos preceptos con su propia personalidad y creencias, construyó algo que merece ser objeto de estudio, de inspiración, ya que es de un poder altamente integrador, que trae sonrisas y emociones para ambos involucrados.
Y así, al final, solo podemos darle las gracias, porque ser fan de Simone es experimentar el vigor de convertirse en un eslabón de un encadenamiento divino, en el que, a través de su musicalidad y magnetismo, somos elevados a una verdadera quimera de amor e intercambios, que tienen sentido para quienes entienden que el colectivo es mucho más que un ser aislado, distante e idolatrado, es un ser apoyado, unido y mezclado con otros.
Simone, no solo lo entiende, sino que lo ha convertido en una constante de su trayectoria artística, y ahora, además revela que esa es la condición de su faceta como mujer, ciudadana y ser humano.
Que vengan muchos otros fans… conozcan a Simone y lleguen a deleitarse, con lo alucinante de su vasto y extasiante repertorio, que nos deja sin aliento, al mismo tiempo que nos oxigena.
La historia del cancionero brasileño, con varios capítulos muy exitosos ya terminados, pero con innumerables borradores futuros y páginas en blanco para continuar su trama de éxito y ejemplo, siempre en coautoría con sus fans, de ayer, de hoy y del futuro.
Andrea Nakane | Relaciones Públicas, Periodista, Empresaria, Profesora Universitaria, Maestría en Hospitalidad y Doctora en Comunicación Social.
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